Un aspecto muy importante a la hora de disfrutar de la aventura es explorar
la gastronomía local de la tierra que se visita. No hay nada como sentarse a la
mesa de cualquier local y experimentar pidiendo cosas, algunas de las cuales
nunca habríamos imaginado. Quitando los pulpitos vivos que rechacé comer en mi último
viaje a Corea del Sur, he tenido la oportunidad casi de todo. Pero sin duda, ha
sido en China donde más platos extraños he podido catar. Desde saltamontes
fritos hasta huevos de pato con embriones crujientes en su interior, pasando
por brochetas de escorpiones, la cocina china nunca te deja indiferente. Por
supuesto, estas “delicias” no forman parte habitual de la dieta estándar, son rarezas
muy puntuales, aunque hay regiones como Guandong, en el sur del país, en los
que no es extraño encontrar cocodrilos, serpientes e incluso grandes roedores
en los menús de los restaurantes.
Hago mención de mi paso por esta zona de China durante mis primeras
vacaciones de año nuevo chino, en enero de 2011. Toda una experiencia.
Poquito a poquito nos vamos acercando al objetivo. Ya estamos en el 55%, un
pelín más cerca. ¡Muchas gracias!
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