Entre todos lo beneficios derivados de viajar y ver mundo, destaco el que
estar conociendo constantemente a gente variada te vuelve más
tolerante y te hace analizar la realidad desde puntos de vista alternativos. Ya
no se trata simplemente de respetar opiniones diferentes sino de disfrutar de
las mismas, participando en debates saludables que hacen que nos cuestionemos
actitudes y dogmas que tenemos arraigados desde prácticamente nuestra infancia.
A veces es este mismo proceso de análisis el que hace más fuerte nuestros
valores e ideales. Una de estas personas con opiniones divergentes a las mías,
con el que tuve (y sigo teniendo) el placer de contrastar ideas y que más me ha
enriquecido a nivel didáctico, es mi gran amigo Antonio. Un creyente de los de
misa los domingos, al que conocí en la India y con el que volví a coincidir en
China, a donde llegué gracias a su ayuda.
Aquella amistad y el ambiente que nos rodeaba, hizo que me replanteara muchos
de mis prejuicios en torno a las religiones. Sigo considerándome agnóstico,
aunque algo más comprensivo con aquellos que siguen algún credo. Este párrafo
ilustra ese cambio:
Pasito a pasito la meta empieza a vislumbrarse. Ya hemos llegado al 84,5%,
a falta de 40 días. Muchas gracias por todo el apoyo que me estáis dando, en
nada lo estamos celebrando.
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