El título del libro guarda bastante relación con el contenido de esta
entrada. Me refiero a esas imágenes visuales que uno siempre ha tenido en mente
relacionadas con ciertos países. Hablo, por ejemplo, del Machu Picchu cuando
uno piensa en Perú, o el Taj Mahal en la India, el Partenón en Grecia, etc. Cuando
era pequeño veía estos míticos lugares totalmente fuera de mi alcance, como si
existiera una especie de muro gigantesco que separaba mi mundo conocido de todo
lo demás. Más adelante, con más conocimiento, empecé a entender un poco más que
el viajar no era algo exclusivo de aventureros y corresponsales
internacionales, sino que había algún que otro loco que se atrevía a visitar
China, Australia o incluso la Antártida. De todas maneras, en mi entorno
cercano nunca había dado con alguien interesado lo más mínimo en recorrer el
mundo, por lo que este tema lo seguí manteniendo al margen, como una fantasía
limitada a mis libros de mapas y los documentales de la 2.
Tuvieron que pasar bastantes años hasta que por fin todas esas maravillas
fueran apareciendo una tras otra en mi camino. Y cada vez que alcanzaba alguno
de esos hitos, brotaba en mí ese sentimiento de victoria, en plan “lo conseguí”
o “con lo lejos que me parecía”. Uno de esos momentos mágicos lo viví visitando
el canal de Panamá en agosto de 2010, lo cual reflejo aquí en estas líneas:
Y la cosa sigue adelante, con más de un tercio conseguido (34,5%) a falta
de 53 días. Muchas gracias de nuevo, por la difusión y cooperación. Entre
todos lo lograremos.
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