Cuando uno está tan lejos de su país, todo apoyo social cobra un valor
especial. Para alguien que llega totalmente solo a un nuevo lugar, en ocasiones
con diferencias culturales inmensas alrededor, uno de los impulsos primarios es
buscar alguien que nos pueda echar una mano, y de ahí a un grupo de amigos que
con el tiempo pueden llegar a percibirse como una verdadera familia. Este fue
el fenómeno que me ocurrió, por ejemplo, durante mi primera estancia en
Lituania en el año 2005, mientras estaba haciendo una beca Leonardo. Allí tuve
la suerte de coincidir con un fantástico grupo de personas, la mayoría becarios
como yo, procedentes de diversos puntos, y con las que entablé una amistad que,
a día de hoy, perdura y seguimos manteniendo el contacto dentro de nuestras
posibilidades. Desde aquel año hemos podido encontrarnos varias veces, aunque
nunca todos a la vez, siempre ha habido alguna ausencia. Espero que no tardemos
en volver a reunirnos.
Todos aquellos miembros de mi familia lituana cuentan con un rincón
especial en el libro, con un capítulo dedicado a ellos y a todo lo vivido ese
periodo en el que nuestros caminos coincidieron:
Con un 37,5% conseguido, el objetivo se ve alcanzable, espero que la cosa
no flojee y podamos mantener esta racha. Muchas gracias de nuevo a todos y a
todas, cómo os lo estáis currando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario